Del juego incómodo a hacer dos goles en tres minutos; Quintero destrabó el choque
Si no juega bien, le cuesta hacer pie o el partido se le presenta incómodo, River tiene una gran ventaja para sobreponerse: la jerarquía individual y colectiva. Anoche, en lo que parecía ser un 0-0 muy difícil de destrabar ante Newell’s, en solo tres minutos logró lo que no había podido en los primeros 70′. Una gran definición de Juan Fernando Quintero y una llegada goleadora de Robert Rojas al área le permitieron romper el encuentro y llevarse un merecido 2-0 de su visita a Rosario. Un triunfo trabajado que no solo le da tres puntos: le brinda una necesaria calma para continuar evolucionando.
River dio otro paso adelante. Porque más allá de que no pudo mostrar su mejor versión, aprovechó el envión que le dio la victoria del miércoles con Patronato, tuvo buenos tramos de despliegue futbolístico, nunca fue superado por Newell’s más allá de la agresividad del juego y contó con puntos individuales que crecieron para darle otra movilidad: por fuera del presente de Julián Álvarez, ayer aparecieron Esequiel Barco y Juanfer Quintero para potenciar la ofensiva.
Gallardo sostuvo el esquema 4-1-4-1 con tres cambios: González Pirez por Paulo Díaz –ausente por un cuadro febril– y Robert Rojas y Elías Gómez por Herrera y Casco en una modificación táctica del DT. Pero rápidamente retocó los planes: a los 20′ debió salir David Martínez por un esguince en su rodilla izquierda –primer diagnóstico antes de los estudios– y en su lugar ingresó Maidana, de buena tarea.
Newell’s le planteó a River un partido muy físico con la intención de cortar sistemáticamente los circuitos de juego de su rival. Ordenado con un 4-2-3-1, el equipo de Javier Sanguinetti apostó a la agresividad, intensidad y fuerza en cada pelota a disputar, pero luego no supo cómo lastimar. Faltaron espacios y sobró rigor, al punto tal que no hubo remates al arco en los primeros 45 minutos.Allí radicó el principal desafío del conjunto del Muñeco: encontrar ese ingenio necesario para destrabar un encuentro muy cerrado.
La gambeta de Barco fue una de las principales armas. Con potencia y movilidad, el extremo generó infracciones y fue la carta ofensiva más peligrosa de River. En el primer tiempo, la situación más clara llegó por su explosión: tras un desborde y centro suyo a los 32 minutos, Simón controló en el área, dio una media vuelta y sacó un remate al palo. El Millonario no pudo romper el cero y Gallardo no dudó: hizo ingresar a Quintero en lugar de Pochettino en el entretiempo para encontrar con pases filtrados, gambetas y visión de juego esos huecos que no aparecieron.
Y lo logró al aprovechar los errores de su rival. Después de dejar pasar tres oportunidades de gol, a los 27 minutos de la segunda mitad lo encontró: presionó Álvarez al arquero y, tras un mal despeje de Arboleda, Juanfer le pegó de primera con el arco en soledad para estampar el 1-0 con un exquisito pase a la red. Y luego, tres minutos más tarde, River aprovechó los resquicios que le dejó Newell’s y accedió al 2-0 con una proyección de Rojas al área tras una buena jugada colectiva. Dos golpes de knock-out para sellar el triunfo.
Newell’s no pudo sostener la intensidad, debió jugar los últimos 20′ con Vangioni lesionado como delantero por quedarse sin cambios y no tuvo otro plan de juego que no sea intentar maniatar a su rival. Enfrente, River trabajó, luchó y construyó su éxito con la solidez defensiva y la potencia ofensiva de sus figuras para irse de Rosario con saldo a favor.
Por: Juan Patricio Balbi Vignolo