Un buque israelí armado con ametralladoras para proteger la costa de Rosario

LUCHA CONTRA EL NARCOTRÁFICO
Operará en la hidrovía del Paraná, principal ruta para el ingreso y egreso de estupefacientes a la provincia de Santa Fe.

El buque guardacostas “Toba” de la Prefectura Naval Argentina (PNA) llegó a las costas de Rosario para reforzar los operativos de seguridad y combatir a los narcotraficantes que se mueven por la hidrovía del Paraná.

La llegada de la embarcación, que hasta el momento patrullaba las costas de Posadas, se da en el marco de una escalada en el nivel del conflicto durante las últimas semanas.

A las 10 de la mañana de ayer se realizó una ceremonia de bienvenida a la nueva tripulación frente al Monumento a la Bandera.

El “Toba”, o nave GC-198, es un buque patrullero tipo Sheldag, diseñado y construido en Israel, adquirido durante la gestión de Mauricio Macri, por iniciativa de la gestión de Patricia Bullrich al frente del Ministerio de Seguridad, en octubre de 2019.

La funcionaria, nuevamente al frente de la cartera, dispuso que este buque patrullero se trasladara a Rosario.

La nave tiene 25 metros de largo y seis de ancho, y puede alcanzar los 75 kilómetros de velocidad. Cuenta con una ametralladora de calibre pesado (12,70 milímetros), dispuesta en la proa, dos de calibre mediano (7,12 milímetros) y radar de detección. Será tripulada por 12 prefectos, a quienes relevarán cada 10 días.

La ceremonia de traspaso de capitanía de la embarcación se hizo en la costa central de Rosario, zona en donde la PNA tiene un destacamento costero (Destacamento de Zona de Bajo Paraná). Quien asumirá la capitanía del buque es el oficial principal Damián Centurión.

Centurión declaró que el “Toba” forma parte de un grupo de cuatro guardacostas que desde 2019 patrullan las aguas del Paraná entre Misiones y Corrientes, y que fue enviado a Rosario para combatir el narcotráfico y realizar otros operativos conjuntos que dispongan el Ministerio de Seguridad Nacional y su homólogo provincial, más la Prefectura Naval.

Familia en peligro
Desde que asumió en el cargo de gobernador de Santa Fe, Maximiliano Pullaro y su familia son blanco de graves amenazas, que llevaron a que el mandatario no solo refuerce su seguridad personal, sino que obligó a que su esposa e hijos tengan que salir de Rosario. El porqué de las amenazas tiene que ver con las medidas que tomó desde el 12 de diciembre Pullaro, cuando ordenó reagrupar los pabellones de alto perfil de la cárcel de Piñero, donde se encuentran alojadas las segundas y terceras líneas de los grupos criminales más importantes de Rosario, como la banda de Los Monos.

Horas después de tomar esa decisión, el gobernador comenzó a sufrir fuertes amenazas que los grupos mafiosos hacen visibles en el lugar donde se producen atentados, como ocurrió en el hospital de Emergencias y la sucursal del banco Macro, dos sitios que fueron baleados.

El fin de semana ocurrió otro hecho de suma gravedad. Tres adolescentes, dos de ellos menores, arrojaron una bomba molotov a un ómnibus de la línea 143 en la zona norte de Rosario.

El Ministerio de Seguridad de la Nación informó que Patricia Bullrich, al frente de la cartera, instruyó al subsecretario de Asuntos Penitenciaros, Julián Curi, para pedir a la Justicia el inmediato confinamiento de un preso, señalado como el autor de las recientes amenazas a Pullaro y su familia.

Se trata de Francisco “Fran” Riquelme, un traficante aliado a Esteban Lindor Alvarado, rival de Los Monos, quien se hacía llamar “El Pablo Escobar de Empalme”.

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