Un «bypass» imperioso

La muerte de “El Tucumano” Raúl Clemente Aguilar marca la necesidad de apresurar las obras del “bypass” que apartará el “Canal de la Muerte” de la zona urbana chacarera en su correr hacia las colonias capayanenses. Como Aguilar era un adulto, su trágico final no tuvo los matices conmocionantes del episodio fúnebre inmediatamente anterior, ocurrido en febrero, en el que perdió la vida un bebé de apenas 10 meses, pero esto no debería contribuir a olvidar que el acueducto permanece como un peligro latente. Ambas muertes se produjeron en el mismo sitio: el barrio Felipe Varela, en Polcos, más conocido como Las Tolderías.

Aguilar estaba en compañía de otras personas cuando perdió el equilibrio, cayó al canal y la potencia del agua lo arrastró unos dos kilómetros, hasta una zona llamada “Puente Alto”, ubicada en las cercanías de San Antonio, departamento Fray Mamerto Esquiú.

Un adolescente de 16 años intentó ayudarlo y rescatarlo, pero no pudo hacerlo por la fuerza con que corría el agua.

Con esta ya son 27 las muertes que se contabilizan desde 1995, la mayoría de niños de corta edad.

El canal, construido para llevar agua para riego desde el dique Las Pirquitas a las colonias de Capayán, tiene una extensión de 38 kilómetros y el tramo crítico no llega a 10, en un área chacarera que experimentó desde la construcción del embalse un sostenido proceso de urbanización. Es decir: dejó de ser zona de fincas para ser zona urbana, de manera que no requiere riego para la producción agropecuaria, fin para el que fue pensado el ducto.

Aparte del riesgo mortal, está el hecho de que en los pasajes urbanos la gente arroja desperdicios que obstaculizan el fluir del agua, taponan y contribuyen a los crónicos anegamientos en épocas de lluvias copiosas. Agua perdida que a los productores de la Colonia Nueva Coneta, por caso, les vendría muy bien para mejorar sus rendimientos.

En 2017, el Juzgado en lo Civil y Comercial en Primera Instancia recomendó a la Municipalidad de Valle Viejo y al Gobierno de la Provincia tapar y vallar el canal, en una sentencia que responsabilizó al municipio y la Provincia por la muerte de un niño y les ordenó pagar la indemnización solicitada por su familia. Fue la primera vez que la Justicia falló en contra del Estado en estos casos y marcó un precedente inocuo, pues ahí sigue a cielo abierto.

Tras la muerte del bebé de 10 meses, seis años después de aquella sentencia, el Gobierno y la Municipalidad de Valle Viejo anunciaron que se avanzaría en el proyecto del diseño de una nueva traza para acueducto, con el fin de eliminar el riesgo que genera a los vecinos que viven en sus inmediaciones.

Este “bypass” tendría la ventaja adicional de mejorar el caudal hacia las colonias capayanenses, que están pasando por un reverdecer de sus emprendimientos productivos luego de años de decadencia.

Sacaría a la muerte de la ecuación semántica y se recuperaría en plenitud la función que el canal tuvo en sus orígenes, coincidente con las canalizaciones prehispánicas: aportar al crecimiento de la superficie aprovechable para cultivo y cría de animales.

No solo beneficiaría a las colonias: de la zona chacarera urbanizada, ya perdida para la producción, la frontera podría desplazarse hacia la nueva traza.

El anuncio del inicio del proyecto para el desvío fue realizado hace apenas cuatro meses, pero hasta que se pongan en marcha sería conveniente que tanto el Gobierno como las administraciones municipales de Valle Viejo y Fray Mamerto Esquiú coordinen trabajos menores como tapar los segmentos más críticos –por ejemplo el que pasa por Las Tolderías- para reducir el peligro.

Fuente: El Ancasti

Para compartir: