Opinión
Mientras el peronismo se debate en el papelón de la interna por el comando del PJ Nacional entre Cristina Kirchner y Ricardo Quintela, las tropas de Javier Milei avanzan en la captura de los fragmentos que dejaron las elecciones del año pasado.
La posición a asumir frente a la gestión libertaria trama el debate en todas las organizaciones políticas. Se traducen en deserciones a cielo abierto, que militan el orden libertario con pasión de conversos, y alianzas coyunturales en el Congreso.
Empieza a vislumbrarse una estrategia de Milei tendiente a la institucionalización de estos movimientos. Con las salvedades del caso y de los tiempos, es similar a la “transversalidad” pergeñada por Néstor Kirchner en los albores del kirchnerismo, de la que formó parte el radicalismo de Catamarca vía Armando “Bombón” Mercado, con su materialización en la fórmula gubernamental Eduardo Brizuela del Moral-Lucía Corpacci que arrasó en las urnas de 2007.
En crisis, los liderazgos metropolitanos amenazados se aferran a las estructuras partidarias para tratar de retener gravitación en el interior. El radicalismo porteño, Mauricio Macri, Cristina Kirchner, no encuentran por el momento reacción más apropiada que atrincherarse en los sellos para resistir la inercia centrífuga de los cacicazgos territoriales.
A la espera de las decisiones de la jueza María Romilda Servini de Cubría, que ya supo intervenirlo en 2018, el PJ condensa el momento. Quintela es menos el líder de un movimiento que el canal de expresión de todo lo ajeno al cristinismo, que no es necesariamente anticristinismo. Expresa la posibilidad de un descongelamiento de la discusión en el peronismo frente a un CFK empecinada en dejarla cristalizada en el acatamiento irrestricto a sus órdenes.
En este marco general, Milei busca capilarizar la estructura de La Libertad Avanza desde el centro a todo el país y ofrece una tabla de reciclaje a la heterogénea multitud de náufragos que dejó el tsunami. Conviene tomar nota de lo que ocurre porque en términos generales los liderazgos de Macri, Cristina y el radicalismo porteño expulsan mientras Milei comienza abrirse hospitalario para sumar a los excluidos.
La herramienta del iracundo Presidente para penetrar en el ecosistema peronista es el menemismo denostado por los Kirchner, en simbiosis con su hermana Karina: el “karimenemismo”, que hizo su incursión en Catamarca con el presidente de la Cámara de Diputados de la Nación, Martín Menem.
En este marco, se presentó el lunes en el microcentro porteño, en el hotel Presidente, “La Carlos Menem”, con la hija del ex Jefe de Estado, Zulemita, como anfitriona y principal oradora.
Se pasó un video para honrar las dos presidencias de Menem y participaron algunas figuras destacadas de la era menemista como el ex secretario General de la Presidencia Alberto Kohan -su nieto Fidel fue uno de los organizadores del encuentro- y el analista Jorge Castro. En primera fila estaba Sebastián Pareja, jefe de La Libertad Avanza en la Provincia de Buenos Aires, y Pilar Ramírez, titular del bloque libertario en la Legislatura porteña, a quienes Zulemita agradeció por haber impulsado la creación del espacio.
“O tempora, o mores”, dirán los menemistas reconfortados con el reconocimiento que les llega desde la Casa Rosada junto con los instrumentos para intentar la reivindicación. Otros entonarán el célebre jingle de la intentona frustrada de recuperar el timón en 2003: “Que vuelva Carlos”, esperando que maduren las cosas como para reflotar el de “Menem lo hizo”.
Alguno se acordó de un viejo adagio político, dedicándoselo a los k: cuidado con el que pisas al subir, no vayas a encontrártelo al bajar.