Lo bueno, lo malo y lo feo
(Fragmento de la columna publicada en Clarín)
¿Aplica a Cristina la calificación de Lamartine sobre Robespierre? «Era incapaz de distinguir entre el disidente y el traidor» (Histoire des Girondins -debo la referencia a Julio Raffo, lector de todas las épocas). La expresidenta no se caracteriza por sus aciertos estratégicos; acumula en su biografía derrotas y elecciones fallidas (como la de sus vices), pero cabe darle un margen de duda a la guerra que lanzó contra Axel Kicillof y el peronismo del interior en el cierre de las listas para conducir el PJ.
Ese envión, que puede describirse como un impulso sectario, pone en peligro la principal herramienta que tiene hoy el peronismo para enfrentar las elecciones del año que viene con la ventaja competitiva que es la unidad. “Sabido es que, en el alma enérgica de un sectario, cualquiera convicción profunda se trueca en secta” (de nuevo Lamartine).
Desde el cierre en la madrugada de este domingo se abrió un período de revisión de las fuerzas en competición que puede llevar el trámite partidario a la Justicia. Este martes los apoderados de Ricardo Quintela harán una presentación judicial para reclamar herramientas de procedimiento y de transparencia sobre las elecciones previstas para el 17 de noviembre.
Hasta el cierre empujaron a sus adversarios del AMBA para una postergación de las elecciones que permitiera resolver la falta de fondos y de logística para una elección nacional con un padrón de más de 3 millones de afiliados (con precisión, 3.123.256). Nunca el PJ hizo elecciones por las autoridades partidarias.
Para candidatos hizo la de 1988, en las que Menem le ganó a Cafiero. Antes de aquella mítica primaria, el PJ eligió conducción con lista única: Cafiero presidente del partido, Menem vice, con la condición de que habría interna para presidente, con la Argentina como distrito único. Eso permitió la candidatura de Menem en 1989.
¿Y la plata?
Los apoderados del PJ le pidieron al Gobierno que le entreguen 6 mil urnas. Les respondieron que solo tienen 3.200 y que se las pueden prestar -con devolución, aunque son de frágil cartón corrugado-. Para las elecciones presidenciales del año pasado, el correo repartió 108.111 urnas. ¿Alguien tiene plata para pagarlas?
Harán una presentación para reclamar fondos de las partidas previstas para la actividad partidaria. Consideran que, según el Código Electoral, el Estado está obligado a subvencionar las elecciones internas de los partidos. Ya les respondieron, sotto voce, que no hay plata.
¿La hubo para la interna de la UCR de Buenos Aires? Tampoco. Algunos mirones juran que la gobernación auxilió a la lista perdedora de Lousteau-Manes con viandas para sus fiscales en algunas mesas. Como se comieron todo, es hoy incomprobable.
Electorado unido, dirigentes peleados
La ventaja de la unidad que ha exhibido el peronismo en el Congreso parecía asegurar que irían todos juntos a las elecciones, como fueron a las presidenciales en 2023. (El cisma de fondo del partido es entre el peronismo del AMBA, que hegemoniza las fórmulas nacionales en los últimos años, y el peronismo del interior.)
En 2023 esa unidad le permitió al PJ y sus amigos de Unión por la Patria obtener 44% de los votos en la segunda vuelta. El electorado se mantuvo unido en las urnas pese a las disidencias entre los dirigentes, que son hoy tan profundas como lo fueron en 2023.
El interés por la unidad se mantuvo en el Congreso. En Diputados el peronismo perdió desde el año pasado solo un diputado: de 100 bajó a 99. Y en el Senado, mantuvo 33 de los 35 legisladores, perdió apenas 2.
La pelea entre Cristina y Axel, de mantenerse estas constancias, parece agotarse en la superficie. Pero si el sectarismo en la cúpula prospera, la división puede provocar la aparición de dos listas peronistas en la provincia de Buenos Aires y ofrecer dos ventanas, que debilitarían al partido ante la oposición.
Todo el juego de Cristina se concentra en retener Buenos Aires. Es la razón por la cual ella misma puede ser candidata a diputada nacional. Es el mismo interés que anima a Kicillof, que está anotado para candidato a presidente en 2027. Si el peronismo pierde en 2025 la Provincia, Cristina ve como amenaza su situación judicial. Y Axel entra en un cono de sombra para su proyecto presidencial.
Divídete y perderás
Hay quienes imaginan que la judicialización puede conducir a un revoleo de barajas, la renuncia negociada de los candidatos de las dos listas y el armado de una lista de unidad que junte al AMBA con el interior.
El electorado que lo hizo presidente a Javier Milei en la segunda vuelta estalló en pedazos y hoy las tres fuerzas principales que alimentaron el 56% están divididas: La Libertad Avanza (más un grupo de whatsapp que un partido), el PRO y la UCR están más separados que nunca.
Les va a costar remontar las inquinas en busca de una ventaja en las listas para representar al electorado no peronista, que se supone sigue unido como en 2023. Hoy el sector opositor en la Provincia festeja la posibilidad de la división del peronismo, entre Cristina y Axel, que lo haría perder su principal herramienta ganadora. La Argentina es el país donde el que se divide pierde.
La ilusión de la tercera vía
Todos los protagonistas especulan con la novedad de la Boleta Única que debutará en las nacionales del año que viene. Este mecanismo prevé que habrá dos elecciones separadas, el mismo día o en fechas diferenciadas. El elector tendrá en el cuarto oscuro boletas identificadas con coaliciones que hasta pueden ser diferentes en las elecciones nacionales y las provinciales.
Esta pulverización de la lista sábana va de la mano de la política líquida y permite martingalas que seducen a los alquimistas del voto. Será una elección polarizada entre el cristinismo extremo y el mileísmo y sus socios.
La confrontación despierta la posibilidad de que prospere una tercera vía, que será en beneficio de quien ofrezca la mejor alternativa para no quedar atrapados entre los dos polos. Es la que aprovecharía un Sergio Massa, si es que puede despertarse después de la derrota del año pasado de la mano del cristinismo.