Misa homenaje de los medios de comunicación a la Virgen del Valle

FIESTAS MARIANAS
Fue presidida por el Obispo Luis Urbanc en la Catedral.
En la primera jornada del Septenario en honor de Nuestra Madre del Valle, rindieron su homenaje los medios privados, estatales y eclesiales de comunicación social y la Pastoral de Comunicación.

En un clima fraterno y de alegría por el encuentro en torno a la Madre del Resucitado, los alumbrantes pusieron en el altar lo que habita en sus corazones, durante la Santa Misa presidida por el obispo diocesano, Mons. Luis Urbanc, y concelebrada por el obispo de La Rioja, Mons. Dante Braida; el rector y el capellán del Santuario Catedral, padres Gustavo Flores y Ramón Carabajal, respectivamente; el párroco de San Isidro Labrador, padre Javier Grosso; y el sacerdote Argentino Lauría, de Tandil.

Representantes de medios de comunicación y oficinas de prensa participaron en los distintos momentos de la Liturgia, guiando, proclamando la Palabra de Dios, elevando las peticiones al Padre y acercando al altar ofrendas particulares y el pan y el vino.

“Que la Madre bendita los siga acompañando e iluminando para que sean de verdad constructores de paz y diálogo, forjadores de verdaderos y sanos vínculos en la sociedad y comunicadores de la verdad animada por la caridad”, dijo al Obispo al saludar a los alumbrantes de esta Misa en el comienzo de su homilía. “Por favor, sean mujeres y varones de profunda vida de oración, pues eso nos enseña la Virgen María, que permanentemente meditaba y guardaba en su corazón todo cuanto acontecía en su vida y en la de los demás”.

A continuación se refirió al tema de reflexión de esta jornada inicial de las fiestas marianas: profundizar sobre la oración a la luz del ejemplo de la santísima Virgen María. Entonces sostuvo: “La oración no es un monólogo, sino diálogo; por tanto, sólo es posible si cultivamos una relación de amor con Dios”. Después expresó: “Para dialogar es necesario saber escuchar; así también sucede con la oración: necesitamos saber escuchar a Dios. Para ello es muy importante meditar la Palabra”.

“La oración otorga la fuerza para dar testimonio con claridad y caridad del poder de la Resurrección de Jesús y de poder ser estimados por todos (…) nos proyecta y hace pregustar lo permanente e imperecedero, a fin de que no nos dejemos encandilar por lo pasajero e ilusorio, (…) alimenta la fe y hace que pasemos de meros practicantes a verdaderos creyentes, y que reconozcamos a Jesús como el Ungido de Dios Padre; por eso, lo amamos y cumplimos sus mandamientos. Ya que el amor a Dios consiste en cumplir sus mandamientos, no los vemos como una carga, sino como una paterna ayuda para poder vivir con certeza nuestra comunión con Él y los hermanos”.

Hacia el final de su predicación invocó a la Virgen: “Querida Madre del Valle, aquí estamos a tus pies para pedirte que nos ayudes a ser mujeres y varones de profunda vida de oración para que nuestra fe sea auténtica, llena de ardor misionero ‘en’ y ‘desde’ una Iglesia signada por la sinodalidad y dócil a las mociones del Espíritu Santo. Así como, Tú y Jesús, nos convenzamos que un requisito previo a toda oración es que debemos estar dispuestos a perdonar de corazón a quienes nos han ofendido, pues sólo así seremos escuchados”.

Luego de la Comunión, todos juntos alabaron a la Virgen del Valle con el canto y el Obispo impartió la bendición final.

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