Milei abrió otro conflicto diplomático, esta vez con Londres

Recurrente
Milei atacó al nuevo gobierno laborista de Reino Unido por detener a personas por postear comentarios de odio racial e instigación a la violencia. Funcionarios británicos elevaron una consulta a la embajadora argentina

“Miren tan sólo lo que pasa en Inglaterra: desde que los socialistas llegaron al poder están metiendo presa a la gente por postear en redes sociales”, soltó al pasar el presidente Javier Milei el miércoles en el estrado de la edición local del Council of the Americas, organización empresaria de EE.UU. que promociona el vínculo con Latinoamérica. Su comentario contra el nuevo gobierno del laborista Keir Starmer en Reino Unido cayó tan mal como los que en su momento tuvo contra los líderes de España, Pedro Sánchez, de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, de Colombia, Gustavo Petro, o de México, Andrés Manuel López Obrador. Quizá se lo festeje su vicepresidenta Victoria Villarruel, hija de un veterano de Malvinas y sobrina de un presunto represor de la dictadura. Ella en su momento se peleó con Francia por defender el canto racista y homofóbico de Enzo Fernández.

Consultados por la controversia sobre los arrestos por posteos en Reino Unido, voceros del Foreign Office (Ministerio de Relaciones Exteriores británico) respondieron: “Las redes sociales no son una zona libre de la ley, y quienes instigan a la violencia on line deben esperar enfrentarse a todo el peso de la ley”. En las últimas semanas, después de que un hijo de ruandeses asesinara tres niñas en un evento sobre Taylor Swift, se desataron ataques de la ultraderecha contra inmigrantes. “Es inaceptable que las redes se utilicen para causar daños y destrucción en nuestras comunidades. Cualquiera que incite la violencia, on line o en persona, puede enfrentarse a penas de cárcel”, continuaron en el ministerio británico. “Ya hemos visto a varias personas condenadas por incitar al odio racial en Internet. Nuestro objetivo inmediato es trabajar con las empresas de redes sociales para abordar el tema de los contenidos que han contribuido a los desórdenes de las semanas pasadas.”
La embajadora argentina en Londres, Mariana Plaza, recibió una “consulta informal” de funcionarios británicos por los dichos “desmedidos e infundados” de Milei dado que consideran que constituyen un mal inicio de la relación con el gobierno de Starmer, que asumió el poder el mes pasado, según relatan fuentes diplomáticas argentinas. No se espera que por ahora la cuestión escale a convertirse en una “queja formal”. En el cuerpo profesional de la Cancillería, que trabaja más allá del rol debilitado de su jefa, Diana Mondino, comentan que “Milei se pelea con todos”, “no parece muy racional como opera” teniendo en cuenta la importancia de Reino Unido como economía y dentro del FMI y “la verborragia que le garpa en el plano local lo hace cometer errores graves de política exterior, como romper el puente de la diplomacia presidencial cuando agravia así”.

No fue un exabrupto improvisado de Milei. Fue un discurso leído un día después de que retuiteara a un troll que había posteado un video diciendo lo mismo sobre Reino Unido, como se puede observar aquí abajo. Se trata de un asunto muy sensible para la sociedad británica, donde el racismo se toma muy en serio, más que cualquier eventual diatriba al “imperialismo pirata”. No por nada Enzo Fernández, jugador del Chelsea, debió pedir rápido perdón por aquel canto en el que en los hechos negaba que los descendientes de inmigrantes fueran franceses. Sería como cantar que no son argentinos Lionel Messi o Ángel Di María, de orígenes italianos, Leandro Paredes, hijo de paraguaya, o Alejandro Garnacho, hijo de español.

La pelea con el quinto socio del FMI -el de mayor peso es EE.UU., seguido por Japón, China y Alemania- ocurre justo cuando el ministro de Economía, Luis Caputo, intenta convencer al organismo de un nuevo acuerdo que incluya fondos frescos para reforzar las alicaídas reservas del Banco Central y liberar el cepo cambiario, ya no en 2024, como se esperaba en un principio, sino en 2025. Como por ahora el Fondo y su principal accionista, el gobierno del demócrata Joe Biden, se muestran reticentes a prestar más a su mayor deudor, la apuesta de Milei radica en esperar a noviembre próximo a una victoria electoral del republicano Donald Trump, que en 2018 le soltó a Mauricio Macri el crédito récord con argumentos políticos en lugar de técnicos.

Consultores de diálogo frecuente con el FMI lo consideran naíf. Primero, porque hay que ver si Trump vence. El amigo de Milei ya no lidera en todas las encuestas desde que Biden resignó su candidatura a favor de Kamala Harris. Segundo, si el multimillonario volviera a la presidencia, juraría recién el 20 de enero y después debería enviar los nombramientos del secretario y los subsecretarios del Tesoro al Congreso de su país, que son los que deciden en el directorio del FMI. Después, las negociaciones de un nuevo pacto podrían demorar algunos meses.

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