La paliza electoral del domingo no fue suficiente para Milei, ahora salió a rascar el fondo de la olla para rescatar un pseudo lifting de gabinete. El nuevo ministro del interior, el abogado tucumano Lisandro Catalán, proviene de una rancia familia de abolengo. Curtidos en los menesteres de esquivar el sufragio popular, los Catalán se destacaron por servir a gobiernos fraudulentos y antipopulares.
Su abuelo, figuró como diputado nacional por el partido «Demócrata» Nacional en plena década infame -cuando se proscribió al radicalismo y el voto fue reemplazado por el fraude patriótico-. Tiempo después, para avanzar en el «servicio a la patria», su padre, Juan José Catalán fue ministro de educación de la dictadura (1977-1978) nombrado por el dictador Jorge Rafael Videla.
.Quienes lo padecimos en ese cargo, recordamos que ordenó distribuir el «manual para detectar actividades subversivas» en los establecimientos educativos, así como su «destacado» aporte a la censura cultural de la época. Mencionemos también la orden de infiltración de delatores y denunciantes de estudiantes universitarios, así como su plan de reducción del número de universidades públicas para eliminar «el déficit fiscal» (todos antecedentes del programa de Milei). No contento con ello, y a pesar de criticar al Estado, gozó de una jubilación de privilegio hasta su vejez.
El nuevo ministro de Milei, formado en esos «valores», hizo un curso acelerado de democracia desde el gobierno de Scioli en la provincia de Buenos Aires, pasando por el de Mauricio Macri, y luego el de Alberto Fernández, para recalar finalmente en el actual gabinete. Lo que se dice, todo un imitador de Patricia Bullrich.
Según las órdenes del -humillado en las urnas bonaerenses- presidente Javier Milei, Catalán deberá ocuparse del diálogo con los gobernadores afines…advertencia para la docencia chaqueña: una de las máximas del funcionario de la dictadura, padre del actual ministro, era «sospechar del magisterio que adoctrina a la juventud». Con esos criterios y con la complicidad de Zdero, es difícil que haya respuesta a los reclamos provinciales.
