Mientras los operadores del Gobierno porotean en la Cámara de Diputados para tratar de cerrar la sesión que apruebe la Ley Ómnibus, el presidente Javier Milei boicotea estos esfuerzos con ataques a la oposición llamada “dialoguista” o amigable.
Minutos después de la reunión realizada en el Consejo Federal de Inversiones en que gobernadores y legisladores de ese fluctuante sector plantearon al ministro del Interior Guillermo Francos la coparticipación de parte del impuesto PAIS para destrabar lo que queda de la meganorma, Milei reposteó un agresivo tuit del senador bonaerense Joaquín de la Torre: “Lo que en realidad quieren los diputados del «bloque extorsión» es seguir viviendo del negocio de la política. No tuvieron problema en darle facultades extraordinarias a CFK, Alberto y Kicillof. Siempre estuvieron cómodos con el modelo progre y estatista”.
Luego, la Casa Rosada informó que la discusión sobre la coparticipación del impuesto PAIS no está en su agenda.
“La Oficina del Presidente reitera que el Impuesto PAIS y el resto del paquete fiscal, anteriormente incluido en la Ley de Bases y Puntos de Partida para la Libertad de los Argentinos, se discutirá más adelante”, informó el organismo por X.
Un elemento de consenso fue nuevamente torpedeado por la Presidencia ¿Para qué fue Francos a la reunión del Consejo Federal de Inversiones?
El caso del impuesto PAIS incuba, además, un peligro para la propia caja nacional. Puede llegar a recaudar en el año alrededor de 6.000 millones de dólares, pero hay un detalle: el tributo está caído.
Fue creado el 28 de diciembre de 2019 por la ley de emergencia del debut de Alberto Fernández, con vigencia para 5 ejercicios. Vencía el 28 de diciembre del año pasado, pero la AFIP, antes de que concluyera la gestión de Alberto Fernández, aclaró que regía desde 2020 al 2024.
Algunos importadores impugnaron la disposición, que consideran ilegal, ante la Justicia. Podría haber novedades en febrero.
El Gobierno no mencionaba el impuesto PAIS en el paquete fiscal que retiró de la megaley la semana pasada, pero agregó la prórroga hasta diciembre de 2024 en la última versión del dictamen. Si el Congreso no lo aprueba, se caería, porque no hay facultad delegada que le permita al Gobierno prorrogar un impuesto.
A esta altura, es imposible no preguntarse si el interés de Milei por la ley Ómnibus es real. Tal vez considere que puede gobernar sin ese instrumento, solo a través de decretos de necesidad y urgencia. O está decidido a montarse sobre una democracia plebiscitaria y someter al país al estrés de semejante método.
Respondiendo a De la Torre, el “bloque extorsión” podría imputarle chantaje a la Casa Rosada, que amenaza con desfinanciar a los gobiernos provinciales si los gobernadores no acatan sus designios sin fisuras. Podría también argüir que, en realidad, deberían llamarlos “Bloque Paciencia”, por la tolerancia que viene mostrando a los destratos que les prodiga el fundamentalismo libertario, a los que se suma el episodio de ayer. Según Milei, las reservas a su programa obedecen mayormente a la intención de obtener coimas.
Una perspectiva desapasionada de los acontecimientos de los primeros 50 días de administración libertaria permite verificar los beneficios que la consolidación del eje dialoguista ha acarreado a Milei.
De no existir ese centro de gravedad, el DNU 70 y la ley Ómnibus habrían volado por los aires hace rato. Solo mantenerse prescindentes les habría bastado a los legisladores para eso, ni hablar si una parte hubiera decidido apostar al fracaso.
El afianzamiento del grupo, en el que la diversidad de intereses se concilia por la razón presupuestaria, es indicio de que existe espacio para edificar opciones alternativas a los extremos que representan Milei y el kirchnerismo.
La gestión libertaria desarrolla un libreto esquizofrénico.
Fuente: El Ancasti