La concurrencia de cinco gobernadores en una oferta electoral común para octubre es otra estribación del agotamiento de los partidos como instrumentos para gestionar el litigio político.
Aplicar categorías partidarias para abordar el diseño es inconducente. Lo que buscan los mandatarios es romper con la dicotomía kirchnerismo/antikirchnerismo que Javier Milei propone como eje de la campaña para aprovechar la dispersión opositora.
Sin la lapicera de la Presidencia para ordenar sus filiales provinciales, el PJ capturado por el cristinismo no puede articular un proyecto de alcance nacional. La UCR no consiguió volver a generar expectativas de poder tras la caída de Fernando De la Rúa en 2001. El PRO tampoco fue capaz de superar su condición de partido municipal de CABA, lo mismo que otras organizaciones de proyección menor paridas en el área metropolitana al influjo de figuras taquilleras como Elisa Carrió o Margarita Stolbizer.
Sellos, indispensables para cumplir los requisitos formales para competir en las elecciones, pero ineficaces para construir poder real.
Milei tuvo que hacer un rejunte de siglas para poder presentarse, pero no ganó por ellas sino por la crisis de representación del sistema. Recién cuando se instaló en la Casa Rosada comenzó a armar La Libertad Avanza, brazo electoral nacional que consolida no sólo por el hecho de ser Presidente y manejar recursos económicos, sino también y quizás sobre todo, porque el canal de la partidocracia tradicional ha sido desbordado por una constelación de representaciones provinciales.
Martín Llaryora, Ignacio Torres, Maximiliano Pullaro, Carlos Sadir y Claudio Vidal. Gobernadores de Córdoba, Chubut, Santa Fe, Jujuy y Santa Cruz. El poder de cinco provincias reunido con el padrinazgo del exgobernador cordobés Juan Schiaretti, que también promueve “Somos Buenos Aires” en las elecciones de la Provincia de Buenos Aires que se celebrarán el 7 de septiembre.
La política busca su cauce en la nueva escena, signada por Milei y el eclipse de los liderazgos de Cristina Kirchner y Mauricio Macri.
El flamante armado está abierto a otras incorporaciones.
La perspectiva metropolitana lo interpreta en clave libertaria: “centro”, entre los extremos que representan Milei y el kirchnerismo.
Conviene completar esta lectura con lo que dicen los lanzadores.
Se trata de una herramienta electoral contra la motosierra indiscriminada y la sistemática agresión a las provincias del Gobierno nacional. Procura establecer una alternativa en las urnas para expresar lo que los 24 gobernadores del país plantearon con la coparticipación de los ATN y el Impuesto a los Combustibles.
El documento que postearon los mandatarios destaca el esfuerzo realizado para alcanzar el equilibrio fiscal tanto por la Nación como por las provincias.
Sin embargo advierte: “Hay un grito federal que necesita voces en el Congreso. Como gobernadores, tenemos la enorme responsabilidad de defender los intereses de nuestras provincias y, al mismo tiempo, contribuir a la gobernabilidad de la Argentina”.
“Ese esfuerzo de todos los Argentinos es innegociable”, conceden, pero advierten que también es innegociable para “el interior productivo” que “esos avances incluyan las obras de infraestructura imprescindibles para desarrollar nuestras provincias, único camino para desarrollar el país. Es también nuestro deber cuidar a nuestra gente y ser capaces de crecer en armonía y con igualdad de oportunidades para cada uno de los 47 millones de argentinos”.
El quinteto resaltó “la decisión de hacernos cargo del presente y de dejar atrás, definitivamente, el pasado que nos dividió y frenó nuestro desarrollo”.
Es decir: quiere introducir en la discusión electoral la esterilidad de la grieta.