OPINIÓN
Despejados los disparates habituales, para nada novedosos, lo más significativo del discurso de Javier Milei en el acto de lanzamiento de “La Libertad Avanza” como partido nacional realizado en Parque Lezama fue la oficialización de su proyecto de diarquía, sistema de gobierno ejercido por dos monarcas.
El caso argentino se diferenciará del de la reforma ejecutada por Licurgo en Esparta, en el siglo VIII antes de Cristo, en que el poder bifronte sería ejercido por dos hermanos: él y Karina, presidenta de La Libertad Avanza que debutó como oradora asegurando que “los hermanos Milei, las promesas que hacen se cumplen”.
Los nervios de la señora y el ardor de la arenga excusan los defectos de sintaxis, aunque para ser justos deba destacarse un acierto de la perorata que pasó inadvertido. Dijo que la casta está unida “en el mismo objetivo: hacer que este gobierno triunfe”. En vistas de algunas conductas de los antagonistas libertarios, resulta difícil no darle la razón.
Milei, por su parte, ordenó a sus tropas: “En cada rincón del país, acompañen al Jefe a llevar la antorcha de la libertad para que la Argentina sea una verdadera potencia mundial, abrazando las ideas de la libertad”.
Es comprensible que el alcance de esta exhortación nepótica no haya sido suficientemente evaluado, pues se diluyó entre sutiles metáforas injuriantes dirigidas a la prensa y la política, como “soretes”, “degenerados”, “ensobrados”, putrefactos” y “mandriles”. Conviene, sin embargo, anotarla como uno de los momentos más reveladores de la gestión libertaria.
La relación entre los hermanos Milei es tan simbiótica que podría considerárselos siameses. Andan para todos lados juntos, son inseparables. Javier siempre ha admitido que Karina es “El Jefe”, a tal punto que él se asume como un “simple divulgador” de las ideas de ella, quien recién el sábado por la tarde empezó a mostrar uñas políticas.
En el ritual de Parque Lezama, el hermano intentó transferir a la hermana el poder de la extraña fascinación que tiene sobre sus acólitos. El éxito de esta pirueta está por verse, pero el episodio se inserta en una saga épica que el Presidente se encargó de relatar con detalle desde el inicio, antes de ganar la banca como diputado nacional porteño en 2021.
El empoderamiento de Karina apunta a ser otro “hito” en esa heroica narrativa libertaria, en la línea “solos contra todos” que incluye tanto críticas acerbas a los “traidores” como agradecimientos y elogios desmesurados a conversos como Luis “Toto” Caputo, Patricia Bullrich y Luis Petri.
Karina pasa al frente de batalla oficialmente, con discurso propio y todo, cuando las encuestas marcan una declinación de la popularidad de Javier, a pocas horas de conocerse el vertiginoso incremento de la pobreza durante los primeros seis meses de su mandato: 52,9%, once puntos por encima del último semestre de 2023.
Los mandobles a la prensa eran de rigor. En dificultades, cuando la fe se tambalea, el profeta debe desacreditar cualquier versión de la realidad alternativa a su credo, por matizada que sea.
En este sentido, dijo que la pobreza en el primer trimestre del año era del 55% y bajó al 51% en el segundo. O sea: no hay que alarmarse tanto, porque según Milei “la pobreza ha empezado a caer”.
Este ingrediente de la pobreza en baja y no en alza se concatena con los incomprobables cálculos contrafácticos característicos del relato libertario: de no haber advenido Milei y sus medidas, la inflación hubiera sido del 17.000%, la pobreza del 95 y la indigencia del 50.
Milei entrega a Karina el bastón de mariscal rumbo a las elecciones del año que viene, para las que augura “un batacazo”. La Libertad Avanza nace al influjo de la diarquía genética, instrumento de un extraño linaje circunscripto a dos hermanos y sus mastines.