La asimetría sigue

Luego de que El Ancasti señaló la discriminación de Aerolíneas Argentinas hacia Catamarca, con la aplicación de precios desmesuradamente superiores a los de otros destinos, como Tucumán, la firma dispuso el incremento de los vuelos al Aeropuerto Felipe Varela para que, al haber mayor cantidad de butacas disponibles, el precio se reduzca.

Las frecuencias pasaron de 7 vuelos semanales a 11 a partir de este mes de abril, lo que representa, según AA, un incremento de 203% de los asientos en comparación con el año pasado y un 111% más que en 2019.

De este modo, informó la línea de bandera, el precio de la tarifa base alcanzará los 11.574 pesos por tramo más impuestos, «por lo que un pasaje ida y vuelta podría costar 27.000 pesos con una anticipación de compra de 30 días. La estructura tarifaria será equiparable a la de Tucumán y La Rioja”.

“Es una buena noticia para los catamarqueños, ya que van a contar con una mejor oferta a nivel general, tanto en vuelos como en tarifas. Aerolíneas está comprometida con el federalismo y ésta es una acción que va a esa línea”, expresó su presidente, Pablo Ceriani.

Finalizando ya abril, la asimetría con Tucumán se ha morigerado, pero continúa.

Un vuelo de Buenos Aires a Catamarca, ida el 27 de abril, vuelta el 1 de mayo, cuesta $59.009, mientras que a Tucumán sale 27.209. Volar a Catamarca por Aerolíneas es un 116% más caro que a Tucumán, más del doble.

Esta diferencia de precio ha generado un negocio. Grupos de pasajeros contratan combis para que los trasladen desde Catamarca al aeropuerto de Tucumán, donde además hay vuelos “low-cost”.

Esta maniobra, lógica desde el punto de vista económico, expone el carácter marginal del Aeropuerto Felipe Varela, que con la persistencia de la asimetría de precios respecto de Tucumán o Santiago del Estero, va rumbo a convertirse en punto de recepción y partida exclusivo para legisladores y funcionarios, que no pagan los pasajes de su bolsillo y por consiguiente no experimentan perjuicio alguno por la diferencia de precios.

Esto tiene impacto negativo en el turismo, pues el costo del transporte, sobre todo en tiempos de crisis como los que se atraviesan, es uno de los factores más considerados al momento de seleccionar destinos. Catamarca se beneficiaría mucho en tal sentido si el precio de los vuelos se emparejara con los de distritos vecinos. Sería una contribución de la línea de bandera nacional a la igualdad de condiciones para competir en tal terreno.

Con el aumento de la frecuencia de los vuelos, es cierto, el precio ha bajado, pero no lo suficiente. De hecho no es como Aerolíneas Argentinas lo postuló cuando tomó la decisión, tras la presión ejercida por diferentes sectores luego de que El Ancasti visibilizara el tema, al decir que “la estructura tarifaria será equiparable a la de Tucumán”.

No lo es y hasta que no lo sea habrá que continuar bregando por la implementación de una política diferencial.

Las posibilidades de conseguirlo no son tan utópicas, considerando que Aerolíneas es uno de los feudos cuya administración fue concedida al kirchnerismo en el loteo de la estructura nacional.

Cuando justifica el déficit de la firma, Cristina Kirchner señala que la sociedad debe ampliar el foco del análisis y considerar los beneficios económicos de las actividades relacionadas con el turismo por vuelos a lugares que no son rentables.

«Es necesario que en el balance de Aerolíneas Argentinas también le sumemos las rentabilidades de los hoteles, de los lugares de vacaciones en la República Argentina, de los restaurantes que se llenan con el turismo que va a lo largo y a lo ancho del país. Las cuentas, vuelvo a decirles muchachos, hagan las cuentas completas, sumen todo», dijo el año pasado.

Catamarca no entra en la ecuación planteada por la Vicepresidenta.

Debe ser que en Aerolíneas no la escuchan con tanta atención como ella supone.

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