Editorial
Todos los 30 de agosto se conmemora el Día Internacional de Desapariciones Forzadas. América Latina es el continente donde se registra el mayor número de personas que han sufrido históricamente la desaparición forzada, aunque las causas hayan ido variando con el tiempo. Entre fines de la década de 1960 y mediados de la década de 1980 se calcula que hubo en el continente alrededor de 100.000 personas desaparecidas por el accionar represivo de las dictaduras militares que asolaron la mayoría de los países con el apoyo de Estados Unidos. Casi un tercio de esa cifra corresponde a desaparecidos argentinos.
Sin embargo, en los últimos años las desapariciones forzadas en nuestros países se deben básicamente a tres factores, según los organismos internacionales, entre ellas la Organización de las Naciones Unidas: migración forzada, crimen organizado y conflictos políticos internos de cada nación.
Luciano Hazan, exmiembro del Grupo de Trabajo sobre Desapariciones Forzadas, menciona en este sentido: “Las desapariciones de activistas ambientales y a favor de la tierra ocurren especialmente en Colombia; las desapariciones ocurridas como intento de control ilegal por parte de la policía de sectores marginados se dan mucho en Argentina, y lo que ocurre en las rutas migratorias, sobre todo en el tránsito a Estados Unidos, víctimas del crimen organizado con cierta aquiescencia de los Estados”. Habría que agregar como causas la trata de persona y los robos de niños.
Para que ocurran de un modo masivo las desapariciones forzosas de personas siempre es precisa la participación estatal. En efecto, las bandas del crimen organizado están insertas en algunos sectores del Estado, lo que vuelve mucho más complejas tanto la prevención como la resolución de los casos. La debilidad institucional conduce inevitablemente a la impunidad en la mayoría de los casos.
La organización de derechos humanos Amnistía Internacional lanzó para la conmemoración de este año una campaña que se denomina “Buscar Sin Miedo”, que reconoce explícitamente la labor que desempeñan las mujeres buscadoras en América Latina. Se trata de un gesto que pone de manifiesto que la búsqueda de personas desaparecidas ha sido liderada y protagonizada mayoritariamente por mujeres. “Ejemplos icónicos en la región se pueden rastrear hasta los tiempos de gobiernos presididos por juntas militares y conflictos armados, como los casos de las Abuelas de la Plaza de Mayo en Argentina y las mujeres de Calama en Chile; en el liderazgo de mujeres indígenas en situaciones de conflicto armado en países como Guatemala y Perú; pero también, en los casos de las mujeres centroamericanas que han cruzado fronteras y han creado mecanismos transnacionales de búsqueda de personas migrantes desaparecidas”, señala Amnistía Internacional.
Las organizaciones internacionales que conmemoran este día instan con énfasis a combatir la infiltración de las instituciones del Estado por parte de bandas delictivas, condición que favorece la desaparición forzada de personas y, posteriormente, su impunidad.