«Es mi verdad»
La víctima se refirió a los obstáculos emocionales y psicológicos que tuvo que atravesar durante dos décadas hasta lograr una denuncia.
A horas de que se conociera la denuncia por corrupción de menores contra el histórico conductor televisivo Alejandro Weibe, más conocido como «Marley», su denunciante, Adrián Alfredo Molina, se pronunció públicamente este miércoles sobre los hechos acusatorios. En declaraciones televisivas, destacó que la motivación de la presentación judicial no es económica, sino para que se conozca su verdad.
En una visita al programa Intrusos, Molina, de 44 años, comenzó por explicar la razón por la que realizaba la denuncia 27 años después –el presunto delito habría ocurrido cuando tenía 17 años–: «Las cosas que nos pasan de pequeños no son procesadas en nuestra mente hasta mucho tiempo después».
«Mucha gente pasa por situaciones de trauma extendido que solamente las pueden procesar mucho tiempo después, cuando tienen las herramientas. Esas herramientas no las tenía y las tuve que encontrar a través de terapia y aprendizaje», agregó.
Molina contó que su primer contacto con Marley ocurrió a través de los primeros foros de conversación que surgieron en Internet. «Esa conexión se trasladó a un correo electrónico, que es lo que está en la causa. Por varios meses la relación se desarrolló a través de correos. Tenía 17 años», sumó.
La víctima relató que «luego de pasar por la fase inicial de grooming», la relación pasó a ser de «más de tres años de abuso». Antes de conocerse cara a cara, el conductor de televisión evitaba revelar su identidad, según explicó el denunciante. «Gradualmente, fue lanzando pistas, pero nunca me confirmaba quién era. Cuando finalmente lo iba a conocer no estaba seguro de si iba a ser él (Marley), pero tenía un presentimiento», afirmó.
El denunciante contó que se encontraron en Libertador y Oro, pero indicó que algunos detalles no los recuerda: “Cuando tenés trauma no recordás algunas cosas».
«Me sentí pequeño. Tuve una relación de más de tres años. No podía ir a otro lado que no sea su casa. Él no quería salir del closet, ser asociado con hombres y que lo vieran con alguien menor. Fue una relación de ir regularmente a la casa de él en un día específico para comer y tener relaciones. La situación se puso tensa cuando tenía intención de tener pareja con mujeres, yo no lo podía entender”, señaló Molina, quien también aseguró que si bien habló con su familia de su sexualidad a los 24 años, Marley fue la primera persona que «supo que era gay».
El denunciante sostuvo que sentía que sólo le quedaban dos alternativas: o quedarse en Argentina, donde no podía evitar verlo «todos los días en los medios», o exiliarse. «Siempre hubo una sensación de que me usaron», señaló.
En 2023 logró romper la barrera de la culpa que provoca el abuso y se pudo conectar realmente con sus recuerdos, emociones y sensaciones. Quien lo acompañó en ese proceso, según indicó, fue su pareja, quien es abogado. «Es la única persona que me hizo las preguntas correctas», manifestó Molina, que reside en Estados Unidos desde el año 2002.
Los conductores del programa le consultaron si la denuncia la hizo por un interés económico, pero Molina lo negó: “Nunca extorsioné a esa persona por esto. Nunca le he pedido una cifra millonaria”.
“Con los años entendí que lo que pensaba que era mi primer amor, era un abuso sexual”, reflexionó. Relató haber caído en una profunda depresión, pero que gracias a la terapia, pudo salir a flote. Por eso destacó: «Esto no es por él. Es por mi sanación y por todas las personas que no tienen voz y no tienen el privilegio de contar que esta persona la abusó».
Al respecto de su relación con su familia, que vive en el país, sostuvo que llegó hace «un mes» desde Miami «para preparalos» ante la inminente denuncia. «Tuve que dosificar la información que daba cada semana», aseguró. En tanto, remarcó que nunca le cuestionaron la denuncia a la figura pública, sino que tiene su apoyo y cariño: «Es mi verdad y me quieren».
Sobre Marley, opinó que sentía «lástima». Dijo que su abuso le provocó sentirse cosificado y que condicionó sus «patrones de comportamiento». «La forma en la que uno busca conexión o se siente protegido. Para una persona que sufrió abuso sexual prolongado, la forma en la que se siente cómodo es siendo abusado», explicó, según su caso.