AJUSTE DE MILEI
Se registró una pronunciada baja del consumo de carne en el primer bimestre del año: de 44 kilos per cápita contra 48,5 kilos resultantes durante el bimestre anterior
El consumo de carne en el primer bimestre del año se desplomó al mínimo histórico, hasta cuando llega el informe del sector privado ganadero. Según el documento elaborado por el Mercado Ganadero Rosgan de la Bolsa de Comercio de Rosario, la caída en el consumo per cápita se agudizó aún más en los dos primeros meses de este año, cuando las estadísticas de producción y exportación sugieren un consumo aparente de 44 kilos per cápita contra 48,5 kilos resultantes durante el bimestre anterior, lo que representa un baja de 9,3 por ciento.
La baja en el consumo tuvo lugar pese a que los precios avanzaron por debajo de los niveles generales de inflación. Sin embargo, la caída del poder adquisitivo de los hogares llevó a que la carne se convirtiera en un lujo para pocos y en unos de los alimentos que más sufrió el recorte en el consumo.
De acuerdo a los cálculos realizados por la Cámara de la Industria y Comercio de Carnes y Derivados de la República Argentina (CICCRA), en el primer bimestre del año la industria frigorífica vacuna produjo un total de 504 mil toneladas de res con hueso de las cuales -según estima la entidad- al mes de febrero la exportación habría llevado 155,2 mil toneladas equivalentes, dejando para el mercado interno un volumen aparente de 349,1 mil toneladas. Comparado contra igual bimestre del año anterior, la cifra representa una contracción de 8,2 por ciento interanual, retornando a niveles de consumo del año 2022.
En febrero el precio de la carne vacuna marcó una suba promedio del 4,2 por ciento mensual, variación que resultó muy inferior al 13,2 por ciento de incremento general de precios, luego de varios meses moviéndose por arriba de la inflación. «En este sentido, la estabilidad que se viene observando en los precios reales de la carne vacuna en un contexto de menor oferta aparente destinada al mercado doméstico, da cuenta de la resistencia del consumo a convalidar nuevos aumentos de precios aun debiendo limitar la ingesta de este tipo de carnes, algo que hasta entonces no se observaba de manera contundente en el consumidor argentino», señaló el informe de Rosgan.
Pese a la menor oferta, el consumo da señales de agotamiento pese a que los precios de la carne subieron menos que la inflación general. Si observamos la trayectoria del aumento general de precios (IPC), el Índice de Salarios y el precio de la carne vacuna, medidos en términos de variaciones interanuales, vemos que a diciembre -último dato publicado por el INDEC- los salarios en Argentina terminaron 58 puntos atrasados respecto de la inflación. A esto se suma, la fuerte suba que registró el precio de la carne vacuna para aquel entonces, llegando a diciembre con un aumento interanual del 345 por ciento que lo situó muy por arriba del 211 por ciento de inflación anual.
«El dato sin duda refleja el freno que está poniendo el consumo, en un contexto en el que a su vez el resto de los bienes y servicios también vienen sufrieron importantes subas y la capacidad de compra de los salarios se deteriora significativamente», advirtió el informe del mercado ganadero.
El documento adelantó que, estacionalmente, a partir de marzo los precios de la carne vacuna tienden a aumentar acompañado por el aumento del consumo en los hogares. «Se trata del inicio de la temporada escolar donde las familias retoman hábitos de consumo más estables, ya fuera del período de verano donde las dietas suelen ser más ligeras y menos elaboradas», destaca el informe. Sin embargo, marzo también es un mes crítico dado el incremento de gastos que implica el inicio de clases sumado al ajuste de cuotas y servicios que suelen permanecer estables en los primeros meses del año y corrigen a partir del segundo bimestre.
Durante el año pasado, los números de consumo se mantuvieron firmes a pesar de la suba general de precios. «En términos per cápita, según datos oficiales, en 2023 el consumo de carne vacuna alcanzó los 52,4 kilos anuales registrando un aumento del 7 por ciento respecto de los 49 kilos per cápita resultantes en 2022. En tanto que, en materia de precios, contrariamente a lo percibido por el consumidor, el precio real de la carne vacuna -descontando el componente inflacionario registró una baja promedio del 7 por ciento anual», señaló el documento de Rosgan.
En adelante, a pesar de la suba estacional que suele marcar el precio de la carne durante los meses de marzo a junio, y frente a un escenario en el que se proyecta una oferta total de carne vacuna sensiblemente menor a la registrada el año pasado en un contexto de seca, es esperable observar precios relativamente estables. De todos modos, no se espera una recuperación importante de su consumo interno.