«Educar hoy, es un acto de valentía»

Es una realidad, necesitamos docentes bien pagos, valorados como corresponde, pero también necesitamos docentes verdaderamente comprometidos: hombres y mujeres que entienden que su tarea no es solo transmitir conocimientos, sino formar personas.

Pero también necesitamos familias presentes.
Padres que se pongan los pantalones y enseñen en casa lo que no se aprende en los libros: respeto, esfuerzo, responsabilidad y empatía.

Hoy muchos docentes, además de enseñar, tienen que soportar agresiones de padres que, en vez de preguntar por qué su hijo fue corregido, reaccionan con violencia.
En lugar de preguntarse por qué su hijo no cumple con las tareas o no aprende, buscan culpables afuera, cuando muchas veces el problema está adentro: en hogares ausentes, sin límites, sin tiempo y sin valores.

¿Qué culpa tiene un docente de que un niño no respete, no estudie o no se esfuerce?
¿Qué culpa tiene el maestro de que los padres no acompañen en casa?

Además, hay que decirlo:
Docentes que invierten de su bolsillo para comprar materiales para las clases.
Docentes que hacen dedo para llegar a sus escuelas.
Docentes que muchas veces no llegan a fin de mes, pero siguen poniendo el alma en cada jornada.

Educar no es dar todo fácil: es enseñar a esforzarse, a respetar, a construir un futuro digno.

Es hora de volver a respetar a quienes, con esfuerzo y vocación, siembran cada día el futuro de nuestros hijos.

Por Fabricio Bustamante

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