Desempleo, pobreza y rebote

EDITORIAL
El último reporte del Mercado de Trabajo publicado por el INDEC esta semana indica mejoras, en el último trimestre del año pasado, respecto de las tasas de actividad y empleo a nivel nacional. También el Norte Grande (NOA y NEA) evidencian esos progresos. La tasa de actividad en el NOA fue del 47,4%, mejorando 1,8 puntos porcentuales interanuales. En el caso del NEA, se registró una tasa del 44,3%, mejorando en 1,2 puntos porcentuales respecto a igual trimestre del 2022.

La tasa de desempleo del último trimestre del 2023 a nivel nacional fue la más baja desde que se registran estadísticas al respecto: 5,7%. En el Norte Grande el desempleo es aún más bajo que el promedio nacional. En el NOA fue del 4,4% (3,8% en Catamarca), mientras que en el NEA alcanzó el 3,9%.

Si bien la baja del desempleo es una buena noticia, una de las pocas que puede exhibir a nivel macroeconómico el gobierno de Alberto Fernández, la contracara es que los salarios de los trabajadores están desde hace varios años mayoritariamente por debajo de la línea de la pobreza, incluso en trabajadores formales.

La situación desde el último trimestre del año pasado tiende a empeorar vertiginosamente por la suba de la inflación y un incremento salarial promedio muy por debajo de la evolución del índice de precios. En noviembre del año pasado una familia necesitaba más de 390.000 pesos para no ser pobre y de 185.000 para no ser indigente. Tres meses después, en febrero, necesitaba 690.000 pesos para no ser pobre y de 322.000 para no ser indigente.

El incremento de la pobreza no es el único problema. Si bien los relevamientos sobre desempleo producirán estadísticas recién dentro de unos meses, la caída de la actividad económica preanuncia un incremento de la desocupación y la subocupación. La paralización de la obra pública desde hace ya más de tres meses ha sido causa de un aumento notable del desempleo en el ámbito de la construcción, pero también empiezan a advertirse despidos en otras áreas, como la industria o el comercio, por achique de personal o directamente por el cierre de establecimientos. Del mismo modo, el cierre o achique de áreas u organismos del Estado engrosa la lista de personas que caen en el desempleo.

El mensaje que envía el Gobierno nacional intenta ser esperanzador. Indica que a partir de abril o mayo comenzará un proceso de recuperación de la economía que mejoraría los indicadores, tanto en lo que respecta a las estadísticas de pobreza e indigencia como a la tasa de actividad y el empleo. Sin embargo, mientras el gobierno dice que el rebote será en forma de “V” corta, es decir, una recuperación rápida, al mismo ritmo que la caída actual, otros analistas ponen en duda que así sea, inclinándose por una “U”, esto, la recuperación será más lenta. Lo que el gobierno tiene que lograr, más allá de una eventual recuperación de la economía, es que esa reactivación se verifique en una mejora de la calidad de vida de los sectores actualmente perjudicados por el ajuste. Una recuperación sin salida de la pobreza de millones de argentinos tendría un valor muy limitado.

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