Cuestión de vida o muerte

EDITORIAL
La atención de la salud en la Argentina atraviesa momentos difíciles que es muy probable que tiendan a agravarse en los próximos meses por el surgimiento de problemas propios de la coyuntura política y económica. El incremento formidable de las cuotas de la medicina prepaga propiciada por el gobierno de Milei a través de la liberación de precios, está provocando que muchos de sus clientes desistan de pagarlas y opten por atenderse en los hospitales, presionando sobre la salud pública que, además, está sufriendo recortes presupuestarios por la aplicación del programa de ajuste.

Pero, además, el aumento de la inflación, muy por encima de la evolución salarial, provoca una pérdida del poder adquisitivo. La suba de los precios de los medicamentos en los últimos dos meses ha sido de alrededor del 85% promedio. Un incremento de tal magnitud ha generado una caída de la compra de medicamentos. Según la información proporcionada por el Centro de Profesionales Farmacéuticos Argentinos (Ceprofar), en diciembre las ventas en farmacias cayó un 45%. Y los pronósticos son aún más pesimistas para enero.

Un dato llamativo y al mismo tiempo muy preocupante es que la disminución de las ventas se verificó no solamente en los medicamentos de venta libre, que son los que inmediatamente la gente deja de comprar en momentos de crisis, sino también los de venta bajo receta, que son los prescriptos para el desarrollo de tratamientos médicos, algunos de ellos crónicos, como los que abordan afecciones de los sistemas respiratorio, nervioso y cardiovascular, glaucoma, colesterol alto, prediabetes y enfermedades de la próstata.

El consejo que reciben habitualmente los consumidores respecto de que no deben comprar los productos que están caros para provocar una baja del precio puede tener un éxito relativo en otros rubros. Pero en el caso de la salud la suspensión de la compra de medicamentos puede provocar graves consecuencias para la salud y, por supuesto, también la muerte de la persona que no cuenta con los recursos para adquirirlos.

Paralelamente ha disminuido en las últimas semanas la entrega de medicamentos al sistema público, al que recurren las personas enfermas de los sectores más vulnerables. Se ha corroborado en muchos centros de salud el faltante de remedios para la hipertensión, diabetes e hipotiroidismo.

Como información complementaria debe mencionarse que la caída de las ventas amenaza la propia subsistencia de las farmacias, que también se ven perjudicadas por la aplicación del Decreto de Necesidad y Urgencia en tanto habilita la venta libre de medicamentos en la vía pública, kioscos y otros negocios, sin la necesidad obligatoria de la presencia de un profesional de la salud.

La crítica situación de la salud amerita decisiones políticas tendientes a dar respuestas que impliquen soluciones para la ciudadanía urgentes. Se trata, y no es una metáfora, de una cuestión de vida o muerte.

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