Cambio de paradigma

Editorial
La economía circular gana terreno cada vez más en la consideración de las agendas públicas. En los últimos días se realizó un par de eventos tendientes a que Argentina incorpore experiencias exitosas provenientes de países con más tradición y trayectoria en la temática. Uno de esos países es Finlandia, nación con la que Argentina está impulsando una agenda de cooperación estratégica en economía circular.

Otro evento se llevó a cabo en la Embajada Alemana en Buenos Aires el pasado martes. Reunió a más de 100 asistentes de diversos sectores, incluyendo líderes gubernamentales, representantes de empresas, académicos y ONG bajo el lema “Argentina y Alemania: socios en la economía circular”.

El concepto de Economía Circular estaba circunscripto hasta hace pocos años a especialistas, pero de a poco se va popularizando. Implica una suerte de cambio de paradigma respecto del sistema económico y de producción hegemónico que ha conducido hasta ahora a la degradación progresiva del planeta.

Por definición, el concepto de Economía Circular se opone al de economía lineal, que se caracteriza por la secuencia extracción – producción – consumo y desperdicio. El cambio se sustenta en la reutilización de los residuos, que vuelven a ingresar al sistema productivo –de ahí lo de circular-, generando menos desechos y reduciendo las acciones extractivistas que inevitablemente degradan los recursos de la naturaleza.

Además de los beneficios ambientales, los modelos económicos sustentables tienden a recibir flujos de inversión con más fluidez que megaemprendimientos contaminantes, porque además se multiplican año a año las leyes que propician la implementación de modelos de producción amigables con la naturaleza.

Catamarca debería explorar, para su aplicación práctica, lo que se viene debatiendo y desarrollando sobre economía circular y minería. Estudios avanzados aseguran que más de la mitad de los desechos generados por la actividad minera pueden reutilizarse transformándose en insumos para otras industrias.

Las innovaciones tecnológicas permiten que en los procesos de producción mineros se avance hacia una actividad ambientalmente más sostenible a través de la recuperación de minerales que antes eran desechos y que pueden reutilizarse como, por ejemplo, materiales de construcción; la incorporación de la energía renovable, el reciclaje del agua, entre otras estrategias.

La transformación requiere de una inversión importante en tecnología, pero en el mediano y largo plazo el gasto se compensa con los beneficios.

La adopción de un modelo de economía circular en este contexto tiene, además de los beneficios ambientales, otros vinculados a la licencia social de la minería. Fortalecer el vínculo de la actividad con las comunidades generando beneficios compartidos es una necesidad imperiosa en un contexto en que la actividad aparece como una de las pocas con crecimiento en una Argentina empobrecida y a la que le cuesta salir de una recesión que lleva ya más de un año.

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