Femicidio de Recreo
Lo señalaron desde la querella. Las partes esperan los resultados de una pericia genética de ADN.
La abogada querellante, Marcela González, aseguró que Juan Carlos Aguilar (53) abusaba sexualmente de María Milagros Vázquez (23) desde que ella tenía nueve años. Así lo dio a conocer en una entrevista que brindó ayer a la prensa.
De acuerdo con lo que narró la letrada, Aguilar, único imputado por el femicidio, convivió en pareja primero con la madre y luego con Milagros.
En este sentido, explicó que el hombre “abusaba de la hija (por Milagros) desde que tenía nueve años”. González indicó que Milagros “era una persona que venía sufriendo violencia” por parte de Aguilar.
La querellante planteó que la familia de Milagros “supone que hubo un gran ensañamiento antes de que este femicida la haya matado”.
Por este motivo, remarcó que la víctima “fue brutalmente golpeada y fue arrastrada unos metros”.
Luego, mencionó que cuando Aguilar estuvo en pareja con la progenitora de Milagros, el sujeto “la arrastró a la madre durante una cuadra. Es una persona violenta”.
En la querella piensan que tanto Milagros como su madre fueron víctimas atrapadas en un “círculo de violencia” y de “manipulación tremenda” por parte del sujeto.
Por otra parte, comentó que están esperando los resultados de una pericia genética de ADN para, entre otras cuestiones, establecer o descartar si Milagros fue abusada sexualmente antes de ser asesinada.
González hizo énfasis en el dolor que sienten los parientes por la pérdida de Milagros. “La familia está destruida, está destrozada. Pide justicia. Él tuvo convivencia con la madre y después con la hija. Hay una situación de un ciclo de violencia que vienen soportando ambas. Este manipulador hasta el dinero les manejaba de las asignaciones universales, de las pensiones. Le manejaba todo él. No les daba ni para la comida. Los chicos comían únicamente cuando le sacaban dinero a él cuando estaba borracho. Viene ya de una situación bastante complicada”, cerró.
Contención
La Dirección Provincial de Mujeres, Género y Diversidad dependiente de la Secretaría de Justicia, Derechos Humano y Género del Ministerio de Gobierno, Justicia y Derechos Humanos llevó a cabo, desde un primer momento, un abordaje integral con el principal objetivo de dar contención a la familia de Milagros.
Los equipos legales y técnicos de la Dirección Provincial y del Hogar Warmi se hicieron presentes en el lugar de los hechos una vez conocido el caso, para dar asistencia psicológica y legal a la mamá, hermanas, tías e hijas de la víctima.
Se trabaja de manera conjunta con los ministerios de Desarrollo Social (Secretaría de Familia), Salud (Salud Mental), Seguridad, áreas de Homicidio de la Policía y comisaría local, articulando con la Fiscalía de la Sexta Circunscripción Judicial y las áreas de gabinete municipal de Recreo.
Desde el organismo se acompañó a la familia de la víctima el día del velatorio y sepelio; y posteriormente se realiza el seguimiento en contacto permanente con la familia, coordinando programas de contención y asistencia para familias de víctimas de femicidios (ayudas económicas, Ley Brisa, patrocinio gratuito).
Círculo
La violencia funciona con una dinámica particular. “Es en círculo o una espiral porque va aumentando la intensidad y la frecuencia con el tiempo. Por eso también es muy difícil poder romper el círculo de la violencia porque está conformado por tres fases sucesivas que van empeorando o agravando la situación de violencia”, se detalló desde la Oficina de Asistencia a la Víctima del Poder Ejecutivo.
Esta espiral es un círculo de la violencia. Así se explica por qué muchas veces las mujeres quieren levantar la denuncia o no pueden salir de esa relación violenta. El círculo de la violencia es un concepto que plantea que la violencia contra las mujeres aumenta de forma cíclica o en espiral ascendente, especialmente la ejercida por sus parejas. Existen tres fases en este ciclo ascendente. La Fase de tensión se caracteriza por una escalada gradual de la fricción y los conflictos en la pareja. El hombre violento expresa hostilidad pero no en forma explosiva; la mujer intenta calmar, complacer o evitar las molestias a su agresor, tratando de controlar la situación. La Fase de agresión es en este momento en que se hace totalmente visible la agresión, la mujer tiene pruebas para denunciar y motivación para solicitar ayuda y terminar el abuso, sin embargo, el temor puede impedir que ésta tome las acciones pertinentes. La Fase de conciliación o luna de miel es cuando hombre violento suele mostrar arrepentimiento y pedir perdón, hace promesas de cambio y muestra afecto exacerbado. Tras el cambio aparente, la mujer puede justificar a su pareja y permanecer a su lado, pasando por alto el episodio violento. Si han denunciado suelen retirar la denuncia y justificar los hechos ante sí mismas y su círculo cercano.
Para poder romper este círculo de violencia, se requiere un tratamiento psicológico con el que se puedan trabajar todos los aspectos que tienen que ver con el sostenimiento de la relación violenta. En cuanto al abordaje, se remarcó que generalmente hace falta un enfoque para fortalecer a las víctimas.