EDITORIAL
Cuando hacia fines del año pasado la pobreza alcanzaba en el país al 44% de la población según el estudio del Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina, se calculaba que la pobreza infantil llegaba al 60%. Ahora que, como consecuencia de la aplicación del programa de ajuste fiscal del gobierno de Javier Milei, la pobreza (siempre según la UCA) escaló hasta el 55% de la población total, se estima que en el segmento de hasta 17 años ya supera el 70%. Nunca en la historia argentina hubo un incremento tan brusco de los índices de pobreza e indigencia. Más de un millón de nuevos pobres por mes.
UNICEF publicó recientemente un informe que examina la situación global de la pobreza infantil, las tendencias, las desigualdades y las causas de la pobreza alimentaria en los primeros años de vida. La pobreza alimentaria infantil es, para el organismo de las Naciones Unidas, la incapacidad de los niños y niñas para obtener y consumir una alimentación nutritiva y variada en la primera infancia.
“La pobreza alimentaria infantil perjudica a todos los niños y niñas, pero es especialmente dañina en la primera infancia, cuando la ingesta insuficiente de nutrientes esenciales a través de la dieta puede causar los daños más graves para la supervivencia infantil, el crecimiento físico y el desarrollo cognitivo, lo que atrapa a los niños y a sus familias en un ciclo de pobreza y privaciones”, se lee en el informe.
El estudio de UNICEF consigna que, a nivel mundial, uno de cada cuatro niños y niñas vive en situación de pobreza alimentaria infantil grave en sus primeros años de vida. En la Argentina, pese a los altos índices de pobreza general, el porcentaje de chicos en situación de pobreza alimentaria grave es hasta ahora más bajo que el promedio mundial y de América Latina como consecuencia de las políticas de ayuda directa implementadas desde el Estado. Pero el desabastecimiento de los comedores que se verifica en el último medio año se erige como una amenaza que puede agravar notablemente el incipiente problema. De enero a mayo de este año, la ejecución presupuestaria de las partidas para comedores cayó más del 70% respecto del mismo periodo del año pasado.
En el documento, UNICEF formula un llamamiento a los gobiernos nacionales, las organizaciones humanitarias y de desarrollo, los donantes, la sociedad civil, los medios de comunicación y las organizaciones académicas y de investigación para “considerar la reducción de la pobreza alimentaria infantil como un requisito para alcanzar los objetivos nacionales y mundiales en materia de nutrición y desarrollo, y como indicador del éxito en el cumplimiento del derecho de la infancia a la alimentación y la nutrición; así como comprometer recursos para acabar con la pobreza alimentaria infantil”.
El llamado de UNICEF es también el llamado de cualquier persona con sensibilidad social. Los problemas de alimentación, como la pobreza y la indigencia, no son algo nuevo en la Argentina. Lo nuevo es la falta de reacción oficial a acometer las acciones mínimas para morigerar el drama.